¿La práctica de actividad física mejora las funciones ejecutivas de la población infantil y adolescente? Una revisión bibliográfica

Enfoque

Introducción: La investigación sobre la relación entre la actividad física y las funciones ejecutivas ha mostrado ser positiva durante décadas. La actividad física se define como el comportamiento del movimiento humano, producido por los músculos esqueléticos, que da lugar a atributos fisiológicos como el aumento de gasto energético y un mejor estado físico. Las funciones ejecutivas incluyen la capacidad de generar ideas y conceptos, junto a la habilidad de planificar o resolver problemas de razonamiento. Existe un acuerdo en que las funciones ejecutivas son: el control inhibitorio, la memoria de trabajo y la flexibilidad cognitiva. Se afirmó que la realización de actividad física, generalmente ejercicios aeróbicos, da lugar a mejoras en las funciones ejecutivas de la población infantil y adolescente, junto a mejoras de estructuras cerebrales relacionadas con el aprendizaje como puede ser el hipocampo, incrementos de proteína BDNF, mejora de la neuroplasticidad, etc. El objetivo de la presente investigación es analizar la literatura existente más destacada sobre la relación entre la actividad física y las funciones ejecutivas en la población infantil y adolescente. Desarrollo y discusión: Se observó que, tras las declaraciones positivas sobre la relación entre actividad física y funciones ejecutivas, investigadores se interesaron por analizar los estudios que llegaron a estas conclusiones, encontrando diversas debilidades como: exageración de los hallazgos, falta de precisión o engaño por causalidad, cuestionamiento de la transferencia de la actividad física a las funciones ejecutivas no entrenadas, etc. Simultáneamente, se demanda la necesidad de considerar otros factores influyentes que pueden reforzar o perjudicar dicha relación: el estrés, el estado de ánimo, la calidad del sueño, e incluso la obesidad, composición corporal, la dieta, autoestima, rendimiento académico, etc. Y cómo olvidar un aspecto tan importante como puede ser el nivel socioeconómico familiar. Investigaciones posteriores a la positiva relación, han concluido que la actividad física sin demanda cognitiva no llega a tener éxito y es probable que las intervenciones no se hayan estructurado adecuadamente para conseguir beneficios reales en las funciones ejecutivas. Conclusión: La investigación del efecto de la actividad física sobre las funciones ejecutivas ha sido notable, pero su estudio sobre el traslado al aula ha sido limitado. Esto ha podido suceder debido a las discrepancias encontradas sobre dichos efectos. Existe una urgencia de completar el estudio de los efectos de la actividad física sobre las funciones ejecutivas relacionadas con el aprendizaje, desde la realización de intervenciones eficaces, paliando las debilidades que han presentado estudios anteriores.